JAVALOYAS, LOS - VOL. 4

El conjunto Los Javaloyas ostenta el título de banda española más longeva. Si tenemos en cuenta que debutaron en 1952 llevan en activo setenta años a la hora de escribir estas líneas. Pero además es uno de los más prolíficos. En Ramalama les hemos dedicado ya tres álbumes dobles y en este cuarto nos hemos propuesto hacer un poco de arqueología discográfica y nos hemos ido a buscar las grabaciones de sus inicios que, curiosamente, se registraron en un sello austríaco, Amadeo.

Los Javaloyas tomaron el nombre de su fundador, José Luis Pérez Javaloyas (1935-2007), valenciano de nacimiento y mallorquín de adopción. A la isla balear llegó a principios de los cincuenta, formó el grupo, y pronto se codearon, en Mallorca y en diversos países europeos y del norte de Africa, con las grandes figuras del momento.
Su éxito en las salas de fiesta donde invitaban al baile a las parejas de entonces hizo que el sello Amadeo se interesara por ellos y los contratara para grabar una serie de discos que pueden considerarse los primeros de un grupo español dentro de lo que entonces se llamaba “música moderna”. Se puede decir que Los Javaloyas eran un híbrido de pequeña orquesta de baile y de grupo pop, cuando entonces se llamaban “conjuntos” como traducción del “complesso” italiano que acompañaba a los Caronose, Marino Marini y otras figuras de su tiempo.

En aquellas grabaciones austriacas, casi contemporáneas de las que hicieron en el sello barcelonés Belter y que a veces compartieron los mismos lanzamientos, estaban estas joyas musicales que definen los gustos de su tiempo: “Bahía”, “Ave María no Moro”, “Mariquilla”, “Dos arbolitos”, “Corazón de melón”, “Cucucurrucú paloma”, “Canción de Orfeo” y hasta “El porompompero” que tanto gustaba a los turistas pioneros que abrieron el camino de nuestro éxito en el mercado del ocio veraniego.