Ramalama Music nació en 1995, cuando cuatro aficionados a la música nos pusimos de acuerdo en que no era lógico que la mejor música pop española de los 50, 60 y 70 no apareciera en los estantes de las tiendas de discos. Los grandes sellos multinacionales, propietarios de los masters de toda aquella música no prestaban interés a su fondo de catálogo, seguramente porque las ventas de material nuevo hacían innecesario tomarse el trabajo de bucear en los archivos y poner a la luz ese rico legado musical y cultural.
En 1996 hicimos nuestro primer lanzamiento, en el que figuraba, entre otros, el primer disco de Aguaviva, nunca reeditado ni en vinilo ni en CD desde aquel 1970 en que se lanzó oficialmente. Fuimos ganando credibilidad y las grandes compañías confiaron pronto en nosotros para mantener vivo su fondo de catálogo, sin necesidad de crear nuevas líneas de negocio ni aumentar sus plantillas.
A lo largo de los años tuvimos grandes momentos junto a otros difíciles. En estos veinticinco años han ido cambiando muchas cosas. De aquellos cuatro fundadores del sello solo queda uno, José Ramón Pardo, que desde hace más de una década dirige el sello en solitario. El resto prefirió dedicarse a otras actividades o potenciar sus propios sellos discográficos. Gracias a ellos estamos donde estamos y nos hemos convertido en la referencia de la música española de las últimas décadas.
Siempre quisimos que nuestros discos tuvieran unos valores permanentes que aunque caros, nos parecían imprescindibles. En primer lugar, respetar el sonido de la época sin añadir ni restar nada a las grabaciones originales. Nuestro proceso de remasterización consiste en ‘limpiar’ los sonidos adheridos a las grabaciones antiguas (frotamiento de la aguja sobre el vinilo, picaduras por el uso y ese ‘encogimiento’ de graves y agudos al que obligaba la gama de frecuencias que admitía el formato. Ahora las grabaciones suenan igual (no se añade ningún sonido) pero más brillantes y diáfanas que cuando se editaron en pasta o vinilo. Es decir, tal como salía del estudio de grabación.
El segundo factor de nuestros discos fue el aprovechamiento del espacio. En cada disco CD caben casi ochenta minutos de música. La mayor parte de los discos que se editan en el mundo apenas cubran la mitad de ese tiempo. Por eso nosotros incluimos hasta cuatro de los viejos LP’s en un doble compacto, sin perder por eso calidad. Es decir, que por el mismo precio (que por cierto no hemos subido en los casi veintiseis años de existencia de Ramalama) el comprador recibe mucha más música. Y sobre todo, no se limita a la docena de éxitos que es lo que normalmente se reedita, sino a las obras completas de cada artista, con caras b incluidas.
Y el tercer factor es el de la documentación. Todos nuestros discos nacen con un cuadernillo de 24 páginas, como mínimo, en las que se incluye la biografía del artista, su discografía completa en casi todos los casos, y la reproducción de portadas originales, recortes de prensa e imágenes del solista o grupo.
Todos ello a lo largo de más de veinticinco años y una cifra de lanzamientos próxima a los 500 discos y las 20.000 canciones. Muchas de ellas, que han pasado directamente de los viejos discos de 78 rpm al compact, sin haberse publicado nunca en los microsurcos de vinilo. Y seguimos con la misma ilusión de siempre, buscando esas pequeñas joyas perdidas en la discografía ‘oficial’ del artista (versiones en otras lenguas, tomas alternativas que nunca aparecieron en disco y hasta canciones que su sello original llegó a grabar en su momento pero nunca lanzó).
Estos es Ramalama Music. Utilizamos como eslogan Mantenemos viva la música, pero también podríamos hacerlo con otra frase redonda: Devolvemos sus recuerdos a los aficionados a la música.